En este sentido, la comunicación organizacional puede ser de dos tipos:
- Interna: con la que se pretende mantener informados y coordinados a los miembros del equipo, fomentar el feedback entre los diferentes integrantes y generar climas laborales positivos. Para que sea lo más efectiva posible, se debe desarrollar en tres sentidos:
- Descendente: de los superiores a los trabajadores, a través de instrucciones orales, discursos, reuniones, llamadas telefónicas, memorándums, cartas, informes, folletos, manuales…
- Ascendente: de los empleados a los directivos y responsables de área, mediante encuestas, reuniones, entrevistas, formularios de sugerencias…
- Horizontal: la que tiene lugar entre colaboradores del mismo rango jerárquico con la finalidad de mejorar la cohesión de los equipos, a través de reuniones, llamadas, correos…
- Externa: dirigida a dar a conocer la actividad empresarial fuera de la compañía y recopilar la retroalimentación procedente de otros actores de la sociedad. En este caso, la comunicación organizacional está compuesta por las relaciones públicas, la publicidad, los folletos informativos, los comunicados y notas de prensa, las publicaciones en la web o redes sociales…
En todos ellos, la comunicación organizacional estará conformada por tres actores o elementos distintos, que influyen en este proceso y que deben ser tenidos en cuenta:
- Personas: al tratarse de una interacción humana, la comunicación vendrá determinada por las circunstancias personales de los participantes (emociones, relación entre ellos, cargos que ocupan, habilidades…).
- Entorno: tiene lugar en un escenario complejo donde existe una influencia recíproca constante.
- Contenidos: los objetivos de los mensajes, los canales empleados o el emisor y receptor de los mismos afectan también al resultado final del proceso comunicativo.
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